Un ratón muerto en el tribunal de primera instancia de la provincia de San Cristóbal, previo al inicio de una audiencia, fue motivo de que jueces y abogados tuvieran que detenerse a decidir si proseguían la sesión o si los presentes podían tolerar el mal olor del roedor atrapado entre la madera del estrado. Pese a la inaguantable fetidez, la audiencia prosiguió. Siga Leyendo
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