Su estructura física ha sido “contagiada” de lepra. Literalmente, se está cayendo a pedazos, y para colmo su presupuesto no le da ni siquiera para cubrir sus gastos operacionales.
Así funciona el único hospital del país especializado en la enfermedad, el Leprocomio, en Nigua, San Cristóbal.
El panorama es desolador. Sus 22 pacientes y 50 empleados están entre la espada y la pared: morir o contagiarse de lepra o quedarse aplastados por los escombros del centro. Cuando llueve, no se sabe si es mejor estar dentro de la estructura o afuera. Las paredes no pueden ser pintadas, pues las filtraciones no lo permiten.Siga Leyendo
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