Siempre he sabido, desde que en 1971 vine en plan de turista por primera vez a esta urbe, que aquí viven miles de dominicanos prácticamente de todas las localidades del país. San Cristóbal, mi pueblo natal, es uno de los que registra mayor presencia, fruto de un flujo migratorio que se incrementó a partir de 1965.
En los últimos tres lustros, en los que –debido a la edad- he adquirido fuerte conciencia del valor de la historia, he acariciado el deseo de celebrar (como lo he hecho varias veces en el propio San Cristóbal y en Santo Domingo) un encuentro, aunque sea con asistencia minima, de sancristobalenses radicados en Nueva York.Siga Leyendo
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